Gabriel GarcÃa Márquez (1927-2014) figura emblemática de la generación del boom en Latinoamérica, fue escritor, periodista, poeta, guionista y editor colombiano, conocido por su familia, amigos y fieles lectores como Gabo.
Gabo es el autor de una de las novelas más prominentes de la literatura hispanoamericana, Cien años de soledad (1967), es una obra maestra caracterÃstica del movimiento literario llamado realismo mágico, la historia de la familia BuendÃa conformada por siete generaciones donde ocurren hechos insólitos.
Fue hijo de Gabriel Eligio GarcÃa y Luisa Santiaga Márquez, quienes tuvieron un amor prohibido a causa de la oposición del padre de Luisa porque consideraba ha Eligio GarcÃa no apto para su hija, por ser hijo de madre soltera, además trabajar como telegrafista y ser perteneciente del Partido Conservador Colombiano.
Tal oposición no sirvió contra el amor que se tenÃan estos dos, Luisa fue enviada fuera de la ciudad y GarcÃa constantemente la cortejó con poemas, serenatas e innumerables cartas, en consecuencia, terminaron casándose y años más tarde esta historia de amor serÃa de inspiración para la novela El amor en los tiempos del cólera (1985) escrita por su hijo Gabriel GarcÃa Márquez.
Durante los primero años de su infancia vivió con sus abuelos maternos quienes influyeron mucho en su escritura, sobre todo su abuela Tranquilina Iguarán Cotes llamada por el escritor como Mina, una señora fantasiosa y supersticiosa quien le contaba historias de fantasmas, un dato curioso es que Mina inspiró al personaje literario llamado Úrsula Iguarán.
Este amante de las letras y apasionado por el buen periodismo, comenzó en su formación académica a estudiar derecho en la Universidad Nacional de Colombia, donde tuvo que comenzar a pasar largas horas leyendo, de esta manera cayó en las garras de Kafka con su libro La metamorfosis y finalmente descubrió que iba a ser escritor y no abogado.
Ha cautivado al mundo con sus mágicas historias. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura, utilizando un traje tÃpico llamado liquiliqui de los llanos de Colombia. El maestro de la literatura procuraba no leer los libros que ya habÃa publicado porque para él ¡Siempre quedaba algo por corregir! decÃa que las ideas tenÃan una similitud con el vino, deberÃan mejorar con el tiempo.